"Nostalgia: ?Por qu? es importante saber mirar atr?s"

Publicado por JGFT - 2025-07-29
Siempre se nos ha dicho que no miremos atrás. Que lo pasado, es solo eso pasado. Que
avanzar implica mirar al frente y claro seguir adelante. Pero, ¿Realmente es así? ¿Y si, a
veces, mirar hacia atrás no implica forzosamente un estancamiento, sino una forma de
remembranza y motivación para ver lo que hemos superado y prepararnos para lo que se
avecine?
La nostalgia tiene mala fama. Se le culpa de mantenernos atados, de alimentar melancolías
inútiles e infantiles, incluso distorsionar la realidad. Pero la verdad es que la nostalgia
también puede ser una brújula. Un mapa emocional de lo que fuimos, de lo que quisimos,
de lo que aún nos mueve por dentro.
?Por qu? nos duele lo que ya pas??
El lugar al que volvemos (aunque sea con la mente)
Hay momentos en los que, sin planearlo, recordamos. No lo elegimos. Algo un aroma, una
canción, una escena cotidiana que nos arrastra hacia un recuerdo que creíamos enterrado.
Y, de pronto, estamos ahí otra vez: en esa casa vieja, en ese amor que no fue, aquel ser
amado que ya no está con nosotros en ese día en el que todo era más simple.
No se trata de idealizar y revivir el pasado. A veces, lo que recordamos no era tan bueno
como lo sentimos hoy. Pero tampoco es mentira que muchas de nuestras emociones más
auténticas están asociadas a aquello que ya no está. A eso que dolió dejar o que nunca
pudimos despedir u olvidar del todo.
¿Por qué nos duele lo que ya pasó?
Porque, en el fondo, lo que más extrañamos no es el lugar, las personas o momentos. Lo
que extrañamos es la versión de nosotros que éramos entonces. Esa parte de nosotros
que, de alguna forma, se quedó en el pasado.
Duele porque el tiempo sigue y no perdona, pero no todo en nosotros avanza al mismo
ritmo. A veces vamos dejando parte de nuestra esencia y humanidad atrás.
Lo que aún podemos traer de vuelta
Hay personas que ya no volverán. Momentos que no se repetirán. Lugares que ahora
existen solo en la memoria. Pero hay algo más profundo: las sensaciones, los valores, los
vínculos, los significados. Y eso sí puede renacer. No igual, pero almenos real.
Quizás no podamos volver a tener eso que significo mucho para nosotros, pero podemos
preguntarnos qué nos hacía sentir vivos entonces. Y buscar nuevas formas de volver a
sentirlo. A veces, simplemente eso basta.
Un pasado que acompaña, no que domina
No se trata de vivir atados a lo que fue. Sino de aceptar que el pasado no desaparece por
dejar de hablar de él. Que todos caminamos con fantasmas, recuerdos, nombres que ya no
pronunciamos... pero que aún habitan. Y no está mal.
Lo sano no es borrar. Lo sano es integrar. Aprender a convivir con lo que nos construyó.
Agradecer lo vivido, sin necesidad de idealizarlo. Y reconocer que también podemos soltar
sin negar.