In?tiles funcionales

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Publicado por JGFT - 2025-08-27

Vivimos en una sociedad repleta de “funcionales”. Personas que se levantan cada día, trabajan, cumplen con sus responsabilidades, pagan cuentas, sonríen para las fotos y responden mensajes. Todo parece estar en orden, todo “correcto”. Pero, al mismo tiempo, nos volvemos cada vez más incapaces de lo esencial: descansar, escuchar, conectar y sentir de verdad.

Funcionales por fuera. Inútiles por dentro.

 

La trampa de la productividad

Nos han enseñado a medir nuestro valor según lo que hacemos. Producir, rendir, entregar.

Nos hemos vuelto expertos en cumplir con nuestras tareas mientras estamos cansados, en atender a todos menos a nosotros mismos, en sonreír aunque por dentro estemos desmoronándonos.

Saber sobrevivir, olvidar vivir

La mayoría ha aprendido a sobrevivir en piloto automático: cumplir horarios, pagar cuentas, aguantar rutinas. Pero, ¿cuándo fue la última vez que alguien se detuvo a preguntarse si todo esto tiene sentido? La respuesta puede ser aterradora, porque tal vez nos demos cuenta de que estamos vivos… pero no presentes.

Podemos cumplir con todas las exigencias externas, pero somos incapaces de encontrar paz con nosotros mismos. Eso es ser un inútil funcional: alguien que responde a todas las demandas del sistema, pero que no sabe qué hacer con su propio silencio, su propio cansancio, sus propios vacíos.

 

La factura invisible

El problema es que este papel tiene un costo. El cuerpo eventualmente se quiebra, la mente colapsa, el corazón se enfría. Y lo peor de todo: lo normalizamos. Decimos “así es la vida” y seguimos adelante. Creemos que estar cansados, desconectados y vacíos es parte del trato.

Pero no lo es. Es el resultado de un modelo que aplaude lo que produces y no lo que realmente eres.

¿Qué queda?

La crítica es dura, pero cierta: estamos llenando el mundo de personas que funcionan a la perfección… pero que ya no sienten, ya no descansan, ya no encuentran propósito. Y no se trata de abandonar todo y huir. Se trata de recordar que la vida es más que listas de tareas.

Ser útil no debería significar dejar de ser humano. Porque de nada sirve ser funcional si, por dentro, ya no queda nada que valga.

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